Un diálogo utópico?

Por Ing. Jorge Sepúlveda Haugen
Patagonia Aysen

Caleta Tortel sur de Aysén

Las nuevas visiones emergentes, sean utópicas o realizables, para ser efectivas y no obtener un coletazo o reacción colateral, debe ser dialogada y consensuada, muy en especial si son disruptivas, no por factores exógenos o inesperados (que implica adaptabilidad Darwiniana si o si), sino a voluntad de colectivos que invierten el proceso y significado de inclusión, en que las minorías ponderan en igualdad de condiciones que la mayoría, y la mayoría es neutralizada por minorías fundamentalistas.

Tienen que existir nuevas formas sociales, no ya de hegemonías que están en permanente conflicto, sino puntos de encuentro y procesos constructivistas que pasó a paso dejan lo mejor de los dos mundos, conviviendo en la necesaria diversidad.

Ni mucho estado, ni exceso de capitalismo, menos un híbrido de conveniencia.

Los miedos y las excavadoras sociales son fenómenos muy peligrosos y difíciles de controlar, mitigar o neutralizar.

A veces lo voluntarioso de la juventud idealista, sumado a generaciones que su proceso mental es de continua dialéctica sin fin, a conciencia, se convierte en un volcán en permanente erupción, que no alcanza a edificar jamás ese paraíso perdido.

Tiene que existir otra forma. !!

Barcaza, basura, áridos, salud y otros en Aysén

Por Jorge Sepulveda Haugen desde Puerto Aysén

Barcaza Tehuelche, lago General Carrera

La función pública en la Región de Aysén, y sus remuneraciones, lo que antaño era una compensación justa de asignación por zona aislada y sus derivaciones de alto costo económico que traía como carga al funcionario y autoridades públicas, hoy se han convertido en un privilegio frente a los grandes avances en logística, disponibilidad de bienes y servicios, entre otros, en comparación al empleado y trabajador privado, que incluso muchos cuentan con propios bienes que les permiten contar con ingresos adicionales, que distraen su función principal, esto es «servir y resolver las necesidades de la población, y muy en especial a los más desposeídos, a la vulnerabilidad social.

Lo anterior es asumido como algo normal, derechos adquiridos, y protecciones corporativas justas.

Hoy no existe motivación para la gestión, innovación, creatividad y muy en especial una cultura de anticipación a problemas emergentes en lo publico.

Una de las raíces más profundas de este fenómeno, es la complacencia generalizada de hacer, y a duras penas, lo que está escrito, evitar sumarios, evitar justos conflictos con la jefatura, en los de mantener la pega o recibir sanciones indirectas.

Otra fuente, es la ignorancia de las Direcciones y Jefes asignados, sea por el correspondiente cuoteo, oportunismo, y depredación interna frente a ascensos, asignaciones, y manejo de carteles en los cargos, hoy por ti, mañana por mi, sin mediar las mínimas condiciones técnicas, ni menos de liderazgo para estos tiempos.

He conversado con muchos funcionarios públicos, de quiénes me he alimentado de sus experiencias y relatos, y lo frustrante de expresar «para que hacer más, para que arriesgarme, se que se podrían hacer muchas cosas más, pero mejor no hacer olitas».

El caso particular de los «pseudo líderes», es un tema aparte y digno de analizar sociológicamente. 

Entre las variables más usuales que se observan, son el autoritarismo encubierto, el poder concentrado en lideres encubiertos, el aplacar rápidamente al nuevo funcionario o profesional que destaca por iniciativa, nuevos conocimientos, y soluciones innovadoras, que eventualmente se somete, se contagia o busca mejores destinos para su desarrollo personal.

La carencia de liderazgos efectivos, con experiencia, conocimiento y valores, es lo que ha permitido el florecimiento de este mallin pantanoso, maleza y arbustos con espinas, de la descomposición de lo público, de la fragmentación de unidades, y sistemas que deberían trabajar articuladamente, en vez de feudos de poder, que se manifiesta en la carencia de decisiones de calidad, anticipación a eventos que se visualizan en el horizonte, incapacidad de respuestas a crisis, y sobretodo, al despilfarro de las arcas públicas, que marginalmente algo llega al ciudadano, en comparación a una gestión y liderazgo de primer nivel, como lo requiere urgentemente nuestra Región.

Es de esperar que la Iniciativa de Estado Región, atraiga a nuevos liderazgos y calidad profesional, y no sea «vino nuevo en odres viejos»

Ni gramsci, ni neomarxismo, ni capitalismo, ni progresismo.

Por Ing. Jorge Felipe Sepúlveda-Haugen desde Puerto Aysén

¿Una vida más decente, acceso universal, calidad de vida? Se puede, si, pero no en base a odio, venganza, lucha de clases, destrucción de la libertad, control de conciencia y negación al emprendimiento personal y otros?

El 18 octubre fue una explosión, que de otra manera no hubiese movido las estructuras, de un sistema que ha sido virtuoso en la acumulación de capital, ahorro público, impuestos y mejoras evidentes; pero que también emergieron la corrupción política y económica, malas prácticas, y singular acostumbramiento del politburó de la élite, que trajo consigo comportamientos vejatorios y humillantes para los más desposeídos; mientras los grandes crecían exponencialmente visados por operadores políticos.

 Que falló? Nada, solo se expresó lo peor del ser humano; esto es la codicia, que surge cuando no hay ética, controles y carencia de gente virtuosa.

Avanzamos? Si y mucho, y podríamos avanzar más, poniendo límites al capital individual excesivo que conlleva a la compra de voluntades, a la generación de penas altísimas a la corrupción pública y privada, y foco en la austeridad en el gasto público superfluo e innecesario.

Va en esto, lo publico, la principal corrupción, de redes y carteles políticos, conceptos de mínimos esfuerzos, operadores ideológicos, agradecimientos de favores, amiguis y parentela, a cuenta de nuestros recursos, que aleja por todos los medios al emprendimiento e iniciativa virtuosa del accionar público.

La ley del mínimo esfuerzo en lo publico, se refuerza con el incremento de contrataciones, bonos y fuero laboral, que imposibilita cualquier iniciativa de cambio cultural orientado a mejorar el bienestar de aquellos que supuestamente debieran servir. 

Hoy suenan unas interesantes teorías progresistas y neomarxistas que prometen resolver todo, a pesar que todo es experimental, individuos sin experiencia laboral real, emprendimiento e innovación, solo sueños espureos que rondan latinoamérica y el mundo en la búsqueda de este mundo ideal asistemico y sobretodo de reacción totalitaria, frente a cualquier argumento en su contra. 

Es una nueva religión, que funa y destroza todo aquello que no coincide con su fe, pues de pruebas ciertas y científicas nada tiene, más que un ensueño lingüístico que es atractivo al oído angustiado, al oído idealista y necio, como también al oído zombi, que no reflexiona.

Plantean inclusión pero excluyen creencias y culturas previas que aún tienen envase y cobijo en la mayoría de adultos y generación del esfuerzo personal. 

Pero bueno; el hombre y sociedades deben tropezar con la misma piedra, para caerse, destrozarse y volver a inventar y partir de nuevo.

Es un tema de nunca acabar en la civilizaciones, los experimentadores con nosotros como sus conejillos de India, sociedades que poco les importa que sufran y desvanezca; más importante es su experimento, su novedad, su autoreferencia y control de los colectivos hipnotizados con nuevos términos, conceptos y creencias de alta vaporización.

Aquellos que tenemos convicción de una realidad en otra dimensión, de una conciencia omnipotente, omniciente, contamos con la tranquilidad frente esta ilusión social, que pasa rápido, no obstante duele y hace daño